Lo que resulta sobre todo estupefaciente no son las dificultades encontradas por [Paul-Eric] Blanrue para ser publicado en Francia (Sarkozy, Israël et les juifs), sino que esas dificultades las haya suscitado un libro harto moderado. Decir que su libro no es antisemita es un eufemismo; ni siquiera es antisionista.

No denuncia “lobby” alguno, pues lo que describe es más bien una multitud de redes proisraelitas; y a la vista de la documentación aportada, resulta difícil no coincidir con él.

Para funcionar bien, una censura tiene que actuar a varios niveles. En los tiempos en que la homosexualidad estaba reprimida legalmente, Bertrand Russell observaba que no sólo existían esas leyes represoras, sino que existían también leyes sobre el pudor que, en la práctica, impedían hablar positivamente de la homosexualidad, y por lo mismo, criticar esas leyes represivas.

Pasa lo mismo con el sionismo; todos los políticos y todos los periodistas saben, en su fuero interno, que hay que andarse con mucho cuidado cuando se habla de Israel. ¿Por qué? A causa de las amenazas esgrimidas por los grupos de presión. Aun cuando se pueden emitir perfectamente críticas moderadas e ineficaces de Israel, es absolutamente imposible hablar con libertad de esos grupos: llueven inmediatamente ataques por “delirios antisemitas” o cosas por el estilo. Son, pues, ellos quienes encierran el debate en límites muy angostos. Y no será sino cuando la crítica de esos grupos sea posible que saltará la mordaza sionista que atenaza al pensamiento y a la política franceses.

Por eso, si llega a lograr difusión, el libro de Blanrue marcará una época; porque es el primero en dirigir los focos sobre esos grupos de presión que, evidentemente, prefieren actuar en la sombra, aun si su influencia se ha hecho más y más evidente tras la elección de Sarkozy. Una influencia que empuja constantemente a Francia a un alineamiento con los Estados Unidos e Israel. Este libro merecería ser difundido, no sólo por los amigos de Palestina, sino por todos los amigos de una Francia independiente y soberana.

Jean Bricmont, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO,es profesor de física en la Universidad de Louvain la Neuve, Bélgica. Es miembro del Tribunal de Bruselas. Su último libro acaba de publicarse en Monthly Review Press: Humanitarian Imperialism (traducción castellana en prensa en la Editorial Viejo Topo, Barcelona). Es sobre todo conocido en el mundo hispano por su libro –coescrito con el físico norteamericano Alan Sokal— Imposturas intelectuales (Paidós, 1999), un brillante y demoledor alegato contra la sedicente izquierda académica relativista francesa y norteamericana en boga en los últimos lustros del siglo pasado. Una larga entrevista político-filosófica a Bircmont puede verse en el Número 3 de la Revista SINPERMISO en papel (mayo de 2008).

Traducción para www.sinpermiso.info: Leonor Març